Política 2.0: votos o reputación

Gonzalo Díaz Bonet, director de la oficina de Madrid de Oerreeme

Publicado el 09 Sep 2010

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Se acerca ahora un nuevo maratón electoral y muchos políticos, partidos e instituciones retoman la pregunta de siempre: ¿es realmente útil invertir tiempo y esfuerzo en atender las redes sociales? ¿redundará eso en mayor número de votos y en una victoria electoral?

La respuesta es sencilla y contundente: Internet no da votos, da reputación. Si partimos del axioma comúnmente aceptado en España de que sólo existe un millón de votos flotantes, y que el resto de personas va a seguir siendo fiel a su partido, haga lo que haga, esté implicado en los escándalos de corrupción que esté y presente el candidato que presente, pocos votos parece que vayan a arañar las redes sociales.
Sirva este botón de muestra. Rajoy, el político más popular en Facebook, tiene 26.893 seguidores, lejos de los 17,1 millones de seguidores de Lady Gaga, de los 14,9 que tiene el actor Vin Diesel y los 12,8 de la actriz Megan Fox, los más populares a nivel internacional, pero también muy alejado de los 3,6 millones de Rafa Nadal o los 1,9 de Andrés Iniesta (*).
Si añadimos que este número de seguidores no demasiado extenso probablemente ya tenga decidido su voto de antemano y no lo va a cambiar en función de los comentarios o fotos que unos u otros cuelguen en las redes sociales, ¿qué puede ganar un político pragmático sumergiéndose en la aventura de las redes sociales?
Reputación. Porque lo que no gana en votos lo gana un político en cercanía, proximidad, apoyo de la población y en definitiva profundización en la verdadera democracia, que ahora pone a disposición del ciudadano interesado un canal bidireccional para comunicarse con el político y participar -aunque sea de manera tangencial- de una vez por todas en el gobierno del país, más allá de votar una vez cada cuatro años en una lista cerrada.
Hay que ser hábil aquí. No vale abrir un canal de diálogo si luego no le vas a dedicar tiempo y recursos a contestar a tus seguidores. No vale abrir un Facebook para rebotar notas de prensa, o un blog que no se diferencie de la web del partido. Pero tampoco es tan difícil hacerlo bien. El político avispado puede encontrar ahora nuevos canales para mostrar su compromiso con la ciudadanía y – si es hábil manejando las críticas, que también le llegarán- lograr una mayor conexión con sus electores y hacer que estos le elijan cuatrienio tras cuatrienio. No en vano algunas cifras hablan por sí solas, un político, Barack Obama, era hasta el año pasado la persona con más seguidores en Facebook: 13.081.304 http://www.oerreeme.net/ (*) Datos en Facebook actualizados a 8 de septiembre de 2010

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Redacción TICPymes

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