El proceso de digitalización es un desafío que no es fácil. Requiere de una transformación total de la empresa y ello supone una transformación total de la cultura de la empresa. Se trata de un desarrollo que están viviendo todos los agentes de la sociedad, y como parte de ello, las empresas juegan un rol fundamental en esta transformación social. Los negocios actuales requieren de unas exigencias de adaptación mayores a un entorno cambiante como el que estamos viviendo, de esta manera la relación empresa – cliente está viviendo una metamorfosis que se ha visto especialmente señalada desde la pandemia del COVID 19.
En este sentido, creo en la tecnología porque es la aplicación práctica de la inteligencia humana. Es lo que nos ha hecho evolucionar como especie y en sociedad. La creatividad y la innovación han impulsado nuestra capacidad de adaptación y nuestra evolución. Como consecuencia de ello las empresas buscan mejorar los procesos productivos por medio de la eficiencia y la digitalización de los procesos, y la digitalización nos permitirá entre otras cosas establecer una nueva forma para relacionarnos con nuestros clientes. Y además este proceso nos lleva a cambiar la manera en la que hacemos las cosas, tanto a nivel de consumo, como a nivel de sostenibilidad y comunicación.
Si hablamos de que estamos en un contexto complicado para todas las empresas, lo es especialmente para las pymes. Estas, que representan el 99% del tejido empresarial de nuestro país se encuentran en una situación en la cual es fundamental establecer alianzas y desarrollar iniciativas concretas para identificar problemas en diferentes sectores y aportar soluciones en esta dirección. Su principal misión es conseguir digitalizarse. Antes de la pandemia, solo el 14% de las pymes estaban digitalizadas, pero a raíz de ella, las pequeñas y medianas empresas asumieron la necesidad de una transformación, por lo que si hoy repitiesen este estudio se vería reflejado un aumento considerable del porcentaje.
El principal inconveniente de las pymes en cuanto a su posibilidad de digitalizarse se basa en su diversidad. Es complicado compararlas, puesto que sus retos son muy diferentes ya sea por la actividad que desempañan como por su tamaño. Para ello, la principal misión de la pequeña y mediana empresa es establecer un plan de acción. Han de ser introspectivas, saber cada una cuáles son sus necesidades y cómo puede adaptarse la digitalización, qué posibilidades tiene, cómo mejorar la relación digital con sus clientes. La manera de hacer esto, es mediante la captación y la retención del talento. Es tan importante la formación dentro de la empresa como la capacidad de captar, atraer y retener talento.
La transformación digital de las pymes es, ante todo, una oportunidad que no podemos desaprovechar. La dificultad del contexto ha tenido como parte positiva detectar la necesidad de digitalizarse, de ser cada día más tecnológicas porque, en muchos casos no había más remedio. Hay situaciones que se han gestionado muy bien durante estos meses, como el teletrabajo. Las empresas se vieron obligadas a adaptarse a un contexto completamente nuevo de la noche a la mañana, y lo hicimos, gracias a nuestro soporte tecnológico, en gran medida. A los pocos días conseguimos mejorar nuestras tecnologías, y crear desde cero un sistema para que todos nuestros empleados pudiesen trabajar desde sus casas. Esto demostró que las empresas, cuando apostamos por la digitalización, somos perfectamente capaces de transformarnos a gran velocidad. Para mí esto es el punto de partida de un fenómeno que tiene mucho que ofrecernos.
En Samsung, como en las demás empresas estamos en un proceso de transformación. Lo estamos haciendo bajo dos vertientes que consideramos fundamentales. De manera interna, aumentando de forma significativa el uso del dato como fuente de información, lo cual es positivo porque nos aporta un gran conocimiento de cliente para descifrar sus intereses, preferencias, gustos y anticiparnos a sus necesidades y, de esta forma, darle un servicio completamente personalizado.
El buen uso del dato también implica velar por la seguridad de los clientes. Nosotros, por ejemplo, apostamos por programas de ciberseguridad como Knox, nuestra plataforma de seguridad y soluciones empresariales creada para ayudar a proteger a las empresas. Esta plataforma, que va en línea con nuestro ADN y nuestra apuesta por la ciberseguridad, se ancla en el mismo conjunto de chips del dispositivo durante la etapa de fabricación, para ayudar a proteger tanto a empresas como consumidores, garantizando su seguridad.
En segundo lugar, esta transformación también la estamos abordando de manera externa. Mejorando la forma en la que nos relacionamos con los clientes a través de procesos productivos más digitales, más robotizados y sostenibles. Un camino, en el cual no estamos solos, porque creemos en la importancia de crear alianzas y sinergias con otras entidades tecnológicas.
Estamos en un momento único, se trata de ahora o nunca. Si queremos ser competitivos como país, tenemos que invertir en la pyme. El tejido empresarial español no puede perder competitividad y la manera de mantenerla sostenible es gracias a la digitalización del sector.
