Una investigación del psicólogo Josh Davis, director de investigación en el NeuroLeadership Institute, publicada recientemente en The Wall Street Journal, avala lo que muchos habían sospechado hasta ahora. Sus resultados no solo secundan las tesis de los beneficios de iniciar la jornada temprano, sino que además asegura que la hora idónea para poner el despertador son las cuatro de la madrugada.
Y es que a esa hora, el mundo está paralizado, no hay distracciones y está claro que se es mucho más productivo. Cada vez más directivos norteamericanos – y figuras como Michelle Obama- apelan a este tipo de rutinas como clave del éxito, pero aún son pocos los directivos españoles se suman a esta tendencia.
Lo cierto es que la rutina de jilguero lleva años afianzándose en EEUU, núcleo de los métodos de gestión del tiempo y la productividad. Infinidad de libros la apoyan, al igual que manuales, escuelas…
