Regino Moranchel, consejero delegado de Indra Los principales analistas de mercado coinciden en prever crecimientos del gasto en TI por encima del crecimiento previsto del PIB, sustentado por las sólidas bases de la demanda y las mayores exigencias competitivas que determina el contexto global.
Por sólidas bases de la demanda nos referimos a la mayor madurez de la demanda de TI. Es decir, las inversiones tienen un carácter más estratégico y menos discrecional que en ciclos económicos anteriores, se analiza minuciosamente el retorno de cada inversión y sólo se realizan las inversiones estrictamente necesarias para el negocio, de forma que es difícil que se produzcan recortes presupuestarios significativos.
Además, el intenso y generalizado proceso de desregulación y liberalización de las últimas décadas, unido a la intensidad del cambio tecnológico, han generado un marco de internacionalización y globalización que obliga a las empresas a ser cada vez más competitivas.
La competitividad viene determinada por aumentos continuados y sostenibles en la productividad y, en el entorno actual, los aumentos de productividad requieren dotaciones crecientes de capital tecnológico y de capacidad de innovación, con particular relevancia en TI.
En respuesta a la crisis económica, las principales autoridades económicas están anunciando planes de estímulo fiscal que se suman a las diversas acciones encaminadas a facilitar liquidez y restablecer la confianza de los mercados puestas en marcha ya. Aunque consideramos que estas medidas van en la dirección adecuada (pese a no haber dado frutos todavía), creemos que una salida saludable de la crisis requiere que se complementen con medidas de apoyo a la economía productiva, especialmente inversión en infraestructuras y tecnología, que permitan un crecimiento de la productividad y la competitividad sostenible.
El contagio de la desaceleración de la economía mundial ha coincidido en España con el fin de un ciclo económico y el fin de un modelo de crecimiento, lo que ha provocado que la desaceleración económica en nuestro país haya sido más rápida e intensa de lo inicialmente previsto.
La situación comentada provoca que en España resulte especialmente importante que se tomen medidas estructurales de fomento de la competitividad de las empresas. La salida de la crisis se debe basar en una política industrial de inversión y apoyo a las nuevas tecnologías y la innovación. Y si bien el entorno económico general, internacional y nacional, sigue presentando incertidumbres y puede suponer impactos hoy no previstos, mantenemos una perspectiva favorable para el sector de servicios de TI y para Indra en particular.
La actividad de outsourcing y, más concretamente, la externalización de procesos de negocio, volverá a cobrar importancia como motor de crecimiento del sector en la medida en la que la reducción de costes volverá a constituirse en un criterio para realizar inversiones en tecnología. No obstante, los proyectos de consultoría y desarrollo e integración de sistemas también podrían verse beneficiados a medio plazo por el proceso de concentración empresarial que está resultando de la desaceleración económica.
En este momento, al igual que durante otros del pasado, la positiva evolución de Indra es consecuencia de la fortaleza del modelo de negocio y de una creciente y decidida expansión internacional. Desde sus orígenes, Indra ha desarrollado una estrategia de creación de valor orientada a la gestión integral de las necesidades de sus clientes y basada en una oferta completa de soluciones y servicios de alto contenido tecnológico. Esto nos ha permitido mantener un crecimiento diferencial respecto al mercado y a nuestros principales competidores.
Adicionalmente, el fortalecimiento de la posición comercial desarrollado por Indra en los mercados internacionales nos permite mantener unas perspectivas también positivas para la evolución de la actividad de la compañía en estos mercados en el futuro.