2020 ha sido el año en el que se ha reafirmado que las redes, la conectividad y los datos son esenciales en la vida diaria de muchas personas. El centro de datos se encuentra, precisamente, en el epicentro de esas redes, y es una infraestructura que ha hecho posible una respuesta eficaz ante el COVID-19. Gracias a él, se han podido realizar videollamadas, se ha conectado a los consumidores con negocios online para hacer la compra, o se han podido hacer migraciones a la nube para poder acceder a la información en cualquier lugar, entre otros ejemplos.
Tal y como recoge el último informe de Global Market Insights, las últimas estimaciones indican que el tráfico IP global del centro de datos alcanzará los 20,6 zetabytes en 2021, más del doble de los datos de 2016 (6,8 zetabytes). La pandemia ha estimulado el uso de servicios digitales durante 2020 – ya hay más de 5,3 mil millones de usuarios de Internet y 29,3 mil millones de dispositivos conectados -tanto a nivel personal como a nivel empresarial, ya que muchas compañías se han visto obligadas a acelerar su transformación digital – dos años de transformación digital se han hecho en 2 meses – y a migrar a la nube. Además, para muchas esa transformación aún no ha terminado, lo que, unido a la situación actual que vive una gran parte de los países respecto al COVID-19 y a que el teletrabajo ha llegado para quedarse, no es de extrañar que 2021 sea un año de esperado crecimiento en el volumen de tráfico.
“A medida que hemos visto que la vida personal y la laboran pasaron a ser en remoto, la gestión inteligente de los centros de datos se ha posicionado como una necesidad absoluta. Sin una garantía de que se pudiera dar un acceso físico por confinamientos, límite de aforo u otras características de la circunstancia excepcional que estamos viviendo, los ingenieros necesitaban poder administrar desde la distancia no solo el software o los servidores, sino toda la infraestructura energética en la que se ejecutan”, explica Juan Manuel López, responsable de ventas del segmento Data Centers en Eaton Iberia.
Operar con la sostenibilidad en mente
A más centros de datos haya y cuanta mayor presencia tengan en la vida moderna, el uso que hacen de la energía aumenta con ellos, demandando más de la electricidad que producimos. Por ello, es necesaria la construcción de una infraestructura que permita una mayor capacidad de generación energética, todo ello sin dejar a un lado el uso responsable de los recursos.
Con las iniciativas de descarbonización siendo cada vez más comunes, la digitalización de todas las empresas en auge y teniendo en cuenta la demanda de energía de los centros de datos, la competencia por la energía disponible en la red está a la vuelta de la esquina. Por eso es momento de que los data centers operen con el foco puesto en la sostenibilidad.
Para el responsable de Eaton, “aquí es donde los sistemas de alimentación ininterrumpida tienen la respuesta. Más conocidos como SAIs, se puede utilizar sus sistemas de almacenamiento de energía, las baterías, para equilibrar la red eléctrica externa. Mediante la carga o descarga de las mencionadas baterías, estos SAIs ayudan a compensar los posibles desequilibrios en la frecuencia de la red que se estén produciendo en ese momento; manteniendo, como es su función principal, la capacidad de responder ante un evento crítico en la instalación”.
No obstante, para que los SAIs sean efectivos, los operadores de centros de datos deben tener mucho más controlada la energía que consumen. El mantenimiento de la frecuencia de la red es una balanza en la que las decisiones deben ser tomadas teniendo en cuenta el sistema al completo, o se corre el riesgo de que las medidas implantadas no sean suficiente.
La infraestructura de energía en los centros de datos ha de ser más inteligente para que puedan ser un agente activo en materia de sostenibilidad. Este esfuerzo por colaborar con el entorno integrará a los data centers en el objetivo común de conseguir un futuro mucho más verde y sostenible para todos: Tierra, personas e industria.