Pasa en las mejores familias. A veces, las cosas no salen como pensamos y de repente nos encontramos solos. Lo importante para que la compañía no salga perjudicada es evitar los enfrentamientos personales, encontrar la mejor fórmula para el relevo en el accionariado y tener una buena comunicación con plantilla y clientes.
Si el proceso no se realiza de forma cordial y bien estructurada, es fuente de conflicto e incertidumbre. En muchos casos, la imagen de marca queda muy perjudicada ante los clientes, proveedores y otros colaboradores. Conviene seguir estos pasos:
Prevenir el conflicto. Lo recomendable es que en el pacto de socios se detallen las responsabilidades de cada uno y se acuerde cómo se va a actuar en caso de que surjan diferencias entre ellos.
Nombrar a un mediador. Lo más importante es evitar que estas situaciones lleguen a un alto nivel de desgaste y enfrentamiento personal. Sería bueno nombrar un mediador que aporte una visión más objetiva sobre el problema y que ofrezca diferentes soluciones. Este rol puede ser desempeñado por una consultora o un despacho de abogados.
Pactar la salida. Conviene que las negociaciones sean discretas y breves, ya que cuanto más se alarguen en el tiempo, más se perjudicará a la compañía.
Buscar un sustituto. Las tres fórmulas principales para que se produzca el relevo en el accionariado son: que el resto de socios adquiera sus participaciones, buscar a una persona que lo sustituya o dividir la compañía en dos partes.
Reorganizar la gestión. Si previamente se habían delimitado con claridad, será mucho más fácil repartir estas tareas. En caso de que se haya optado por dar entrada a un nuevo socio, se puede buscar un perfil similar que, además de reemplazarlo en el accionariado de la compañía, lo sustituya también en este rol. Si no, lo recomendable es buscar dentro de la organización a alguien cualificado para asumir estas competencias.
Comunicar los cambios. Para completar el proceso con éxito, es fundamental no generar inquietud entre la plantilla, clientes, proveedores y otros colaboradores. Lo mejor es contar con un plan de comunicación bien estructurado que evite que la imagen de marca se vea perjudicada.