Hay dos conceptos que parecen completamente antagónicos: vacaciones y trabajo. Durante los meses de julio y agosto muchos toman el camino hacia la playa o hacia el extranjero. El problema, en muchas ocasiones viene, cuando los veraneantes son propietarios de una pequeña o mediana empresa o trabajan activamente en una de ellas, y pretenden estar al día de lo que va sucediendo con su compañía.
Y aunque el verano parece una época de relajación, según las últimas encuestas consultadas por Arkadin, la jornada intensiva aumenta la motivación de los empleados, que están más satisfechos con su empleo ya que pueden dedicar más tiempo a su vida personal.
Y además, ayuda a optimizar el tiempo y la realización de las tareas, por lo que también beneficia a los empresarios. Así que siguiendo esta filosofía, hemos de olvidar esa idea que relaciona los meses de julio y agosto con la relajación: esta época puede ser aún más productiva que otras del año.