Tras la crisis producida por el coronavirus, nuevas rutinas, cambios en los hábitos de consumo o diversas fórmulas de trabajo han llegado, sin todavía determinar su alcance y duración, y anticipan un cambio radical de escenario, la ‘nueva normalidad’. En el ámbito laboral se torna ahora más imprescindible que nunca apostar por la cultura del bienestar, algo que incluye muchos departamentos y conocimientos, y no se cierne únicamente a fomentar la salud de nuestras personas y de sus familias dentro las empresas.
“Significa crear políticas para que los trabajadores se sientan valorados y a gusto con el trabajo, tener una cultura de feedback, ofrecer flexibilidad horaria y conciliación de la vida personal y laboral, salarios adecuados y transparentes sin brechas de género, fomentar la colaboración entre los equipos, ofrecer los recursos y equipos de protección individual (EPI) adecuados para desarrollar las tareas de forma segura, ofrecer recursos de salud y bienestar diarios como formación o plataformas de hábitos saludables, apoyar acciones socialmente responsables y solidarias, etc.”, explica Estel Mallorquí, fundadora y directora de Biwel.
La implantación de una cultura del bienestar integra muchos tipos de conocimientos en ciencias del comportamiento y sus disciplinas, incluyendo antropología, sociología, geografía social, pedagogía, psicología o ciencias de la salud. Y todas tienen algo en común: estudian el comportamiento de las personas de forma individual y como se desarrollan de forma social. Implantar una cultura basada en el bienestar puede ayudar a definir los valores y creencias de una organización y también de una sociedad.
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Enfoque sistemático para el cambio formativo
Es importante establecer y fortalecer las directrices y normativas de la cultura del bienestar como un objetivo importante de cambio cultural desde el departamento de personas. Del mismo modo que la agricultura requiere mucho más que simplemente plantar semillas en el campo, “la conciencia e influencia que puede crear en las personas implementar una cultura del bienestar es un proceso de cambio continuo y da forma a los comportamientos presentes y futuros de las personas dentro la organización”, señala Mallorquí.
The Human Resources Institute ha desarrollado una metodología sobre cómo implementar una cultura del bienestar a través del modelo Systems Normative. La fase 1 del modelo tiene como objetivo releer y comprender las normas actuales de la organización, repensarlas y cambiarlas adecuándolas a la nueva cultura, y desarrollar un liderazgo que dé soporte a este cambio. En la fase 2, se comparte y se define la visión de la nueva cultura entre la comisión de trabajo. En la fase 3, es importante revisar todos los programas, políticas y procedimientos para que estén alineados al nuevo cambio normativo y cultural con el objetivo que cale entre las personas de la organización y cree sus propias raíces. Y la fase 4, requiere evaluar el cambio, celebrar el progreso y desarrollar nuevos objetivos. “Este círculo virtuoso de cambio normativo ayuda a construir la nueva cultura del bienestar”, mantienen desde Biwel.
Crear líderes de salud y bienestar
Los líderes tienen un papel fundamental a la hora de crear culturas del bienestar. Dee Edington, pionero en el desarrollo de la creación de culturas que favorezcan la salud y bienestar de las personas en las organizaciones, destaca la importancia que tienen los equipos directivos en la creación de la cultura para establecer la visión y las prioridades de esta nueva cultura y definir qué iniciativas de bienestar se van a llevar a cabo, así como elegir los líderes de las diferentes iniciativas y asignar un presupuesto a cada iniciativa. Además del equipo directivo, Estel Mallorquí señala que “también son responsables del éxito los diferentes equipos gestores, operativos, comités, equipos de comunicación… dentro la compañía”.
En este sentido, Judd Allen, presidente de The Human Resources Institute, y David Hunnicutt, presidente de Wellness Councils of America, identificaron cuatro funciones clave de los líderes de bienestar:
- Como embajadores: compartir la visión con toda la organización sobre cuáles son los objetivos de cada programa que se ha creado, por qué es importante su implantación y como la gente puede participar.
- Ser un modelo a seguir, participando al programa y teniendo estilos de vida saludables.
- Alinear otros programas, políticas y procedimientos que apoyen el bienestar de las personas y sean coherentes con el programa.
- Celebrar el progreso colectivo e individual.
Crear comunidades que fomenten la salud y el bienestar
Dentro una organización se pueden crear muchas comunidades que ofrezcan una amplia gama de recursos para fomentar la salud y el bienestar. Las estrategias más efectivas para mejorar la salud de la población y controlar los costes médicos derivados es sencilla: seguir manteniendo saludables a las personas sanas y ayudar a las personas no saludables a mejorar su salud. ¿Cómo podemos conseguir que aumente la participación a los programas de salud y bienestar de nuestra empresa? Una cultura del bienestar tiene el potencial de mejorar el compromiso mediante una serie de mecanismos a través de los cuales, según Biwel:
- Ofrecer tiempos, espacios y recompensas en algunas acciones aumenta la participación.
- Mantener comportamientos saludables dentro la organización es parte de las normas del día a día. Esta consciencia se impregna en el clima.
- El clima cultural positivo mejora la participación en las actividades corporativas y consigue que sean más agradables. Las personas se llevan bien y confían unas en las otras.
- En este tipo de culturas los cambios de hábitos son más duraderos, y tienen una mayor tasa de éxito que conduce a un mayor entusiasmo hacia conseguir nuevos objetivos de bienestar.
“Ha llegado la hora de darnos cuenta de que de salud solo hay una y todos tenemos las herramientas y las comunidades necesarias para llevar a cabo todos los consejos anteriores. Trabajemos en equipo y concienciemos a la sociedad sobre la importancia de ser saludables y como saber vivir con bienestar día a día”, señala Estel Mallorquí.