La crisis del “impagovirus” será histórica: ¿hay salvación?

Un artículo de opinión de Agustín Rodríguez, Socio & CEO Corporativo de pfsGROUP

Publicado el 23 Oct 2020

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No cabe duda de que la situación que estamos viviendo tanto a nivel personal como empresarial es histórica, en todo el amplio sentido negativo que esta vez la palabra nos evoca.

Tenemos encima de la mesa inquietudes, incertidumbres, y amenazas claras y me parece interesante plantearlas en un formato, seguro compartido, de preguntas concretas:

  • Más generales: ¿Es tan grande esta crisis? ¿Cuál es nuestro estado actual ante ella?
  • Más previsionales: ¿Cómo afecta al impago y a la morosidad en el tejido empresarial? ¿Cuál va a ser el impacto en los negocios?
  • Más concretas: ¿Qué puedo hacer como empresario de una PYME o microempresa?

El tamaño de la crisis y nuestro actual estado… y sensación

Por describirlo de una manera sintética y sencilla, para un país como España, estamos ante la peor crisis económica de nuestra historia y con la necesidad de encontrar salidas que no serán nada sencillas. Por no aburrir con cifras complicadas, nunca habíamos experimentado una caída de más del 10% del PIB (en España para crear empleo y riqueza es necesario un crecimiento positivo de entre el 1,5-2% como mínimo) y posiblemente los datos de morosidad bancarios (y por supuesto, no bancarios) se disparen por encima del peor pico de la anterior crisis, según buena parte de las previsiones (y esto sin que esta vez haya un problema subyacente inmobiliario e hipotecario, algo que sigue siendo un porcentaje de la deuda importante).

Y entonces, ¿por qué no se nota tanto? Porque se han introducido mecanismos de “anestesia”. Hablamos de los ERTEs, que se siguen prorrogando; los préstamos ICO; las moratorias; las rentas vitales… es tanta la anestesia que se ha introducido en el sistema que en el entramado empresarial en este momento hay una cantidad importante de no-vivos, que sí lo aparentan. Llamémoslo empresas “zombies. El impagovirus ya empieza a cobrarse sus víctimas, pero no son fácilmente reconocibles porque aparentan estar “vivos y sanos”.

Su impacto en los impagos y en los negocios…

Sin entrar a valorar la “culpa” o “disculpa” de cada negocio, empresa y empresario, hay algo incuestionable: el que estuviera soportando o manteniendo un negocio de bajo margen y no tuviera un colchón financiero, tiene muchas más opciones de no salir “vivo” de esta situación. Y esto a veces no tiene solo que ver con la gestión del empresario, otras veces, por desgracia, sí está estrechamente relacionado.

Dicho esto, el problema que plantea la cantidad de anestesia que corre por las venas del sistema, es que podemos estar cerrando operaciones y acuerdos con “zombies” y esto puede llevarse por delante al más pintado.

Si a esto le añadimos que en “nuestra (in)cultura empresarial” el retraso sistemático en la atención a los pagos (la ley marca 60 días y la media es de 89) es un mal endémico, este será si no el principal, uno de los 3 principales motivos de cierre de negocios y empresas.

Dada la situación, ¿qué se puede hacer?

Hay 3 ejes fundamentales sobre los que trabajar:

  1. Averiguar si realmente soy un negocio o una empresa viable y, en su caso, como puedo quedarme con aquello que sí lo es. Asegurar transacciones a través de las compañías aseguradoras especialistas, aprovechar las líneas de crédito, los avales públicos, y plantear operaciones claras y transparentes a los bancos.
  2. Introducir mecanismos para bloquear la entrada de clientes “zombies” y quitar aquellos que ya es posible que se tengan. Analizar la situación de la compañía e identificar los clientes “tóxicos” que, en muchos casos ya se conocen, están en las cuentas. Hay que empezar por revisar cuántas facturas de más de 60 días sin cobrar se tienen. ¿Quiénes son? Es importante realizar un análisis de clientes críticos, gestionar, hablar con ellos, revisar su fortaleza económica en bureaus de información.
  3. Ser el primero en reclamar y con la contundencia necesaria. Hay que dejar de lado la (in)cultura imperante y GESTIONAR. La ley de morosidad permite hacer recargos del tipo de interés legal (hoy por hoy un 8%). Anuncia su aplicación a todo el que pase de 45-50 días.

Y, como regla general para ser EFICIENTE: hay que apoyarse en expertos y especialistas en la gestión de riesgos de crédito, cobros y recuperación, concursos y en capacidades que den soporte en la robotización y automatización de los procesos internos y la gestión de recobro amistoso y legal. En definitiva, es importante valorar la posibilidad de poner en marcha y liderar procesos de transformación eficiente en la empresa para poder salir reforzados.

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Redacción TICPymes

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