El 30 % de los miembros de una organización no se identifica con los valores de su empresa

¿Pasaremos de este año? Esta es una de las preguntas que, por desgracia, más resuenan dentro del sector empresarial de nuestro país

Publicado el 28 Ene 2021

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¿Pasaremos de este año? Esta es una de las preguntas que, por desgracia, más resuenan dentro del sector empresarial de nuestro país. Y es que cada vez más vamos asumiendo que nos enfrentamos a una de las mayores crisis de los últimos siglos para la humanidad, la cual está poniendo a prueba tanto los avances en materia de desarrollo económico, como los principios de la organización social y corporativa.

En el caso de las empresas, sus diferentes públicos (directivos, empleados, proveedores, clientes, etc) prestan ahora una especial atención a esos valores corporativos y compartidos que habitualmente no solían traspasar la gruesa barrera existente entre los manuales de cultura corporativa y la realidad del día a día, pero que ahora se antojan vitales para la supervivencia de la entidad.

El término “cultura empresarial” hace referencia al ADN o la personalidad de la organización. Cada empresa cuenta con su propia cultura, la cual la convierte en única y la distingue de su competencia. Pero para que la cultura organizacional tenga sentido debe estar integrada por una serie de valores compartidos por todos sus estamentos, los cuales persiguen una correcta adaptación tanto a las etapas de estabilidad, como a los periodos imprevistos o de crisis como los que vivimos actualmente con la pandemia mundial provocada por la covid-19.

Y es que muchas empresas, no solamente han incurrido en pérdidas durante estos últimos meses, sino que un número considerable de ellas han tenido que declararse en bancarrota o en suspensión temporal.

Para evitar que esta preocupante tendencia siga al alza, es clave que las organizaciones pongan énfasis en sus valores compartidos o “core values”, los cuales permiten marcar el camino a seguir en épocas de crisis, indicando a los miembros de la organización qué se espera de ellos, e influyendo directamente en el entorno para fortalecer a la empresa en este panorama de incertidumbre.

Dicho de otro modo, el valor compartido podría definirse como la intersección entre el valor económico y el valor social de una empresa. La creación de valor social contribuye a crear valor económico y viceversa, de manera que se produce una conexión entre ambos tipos de valores que hace que la empresa incremente su valor final.

Esta es la teoría, pero la realidad es muy diferente y habla por sí sola. Artículos como el publicado por Universia Business Review arrojan datos tan demoledores como que el 27,81 % de los empleados desconoce la existencia de un listado de valores o código ético en su empresa, o que un 30 % de ellos no se identifican con los valores de ésta.

Buen momento para convertir las crisis en oportunidades

“Al igual que nos sucede con nuestros valores personales, son las situaciones comprometidas o complicadas las que hacen que estos se tambaleen o, por el contrario, salgan reforzados. En el caso de las empresas ocurre lo mismo. Si somos capaces de transmitir el sentido de identidad a sus miembros y facilitar la generación de un compromiso más allá del propio interés individual conseguiremos aumentar su estabilidad y, por tanto, su viabilidad”, afirma Noelia Alonso, coach, formadora y consultora organizacional especialista en liderazgo del Centro Internacional de Desarrollo en Valores Zinquo.

Pero, ¿qué valores deben ocupar las primeras posiciones en una situación como la actual? Noelia destaca los tres siguientes valores compartidos, los cuales reúnen esa característica clave mencionada anteriormente de ser una especie intersección entre el valor económico y el valor social de una empresa.

1. Confianza: No verse físicamente implica que pueda surgir cierta desconfianza entre empleados y jefes. Para asegurarse de que los trabajadores cumplen con su deber sin estar constantemente vigilados, se pueden establecer objetivos y hacer un chequeo periódico para darle al trabajador la oportunidad de demostrar que se puede confiar en él. De hecho, diversos estudios apuntan a que el teletrabajo podría llegar a representar el 50 % del empleo en España en una década, la mayoría de ellos en un régimen mixto entre presencial y telemático.

2. Resiliencia: Otros de los conceptos más de moda en estas fechas dentro del mundo empresarial pero que, no por ello, deja de ser uno de los valores corporativos clave para superar esta situación. «En este punto es curioso observar cómo la resiliencia, entendida como la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada, puede retroalimentarse entre empleado y empresa. Si conseguimos trasladar nuestro carácter resiliente al entorno laboral, los dos ámbitos de nuestra vida se verán reforzados»,explica Alonso.

3. Comunicación: Cuidar y potenciar una comunicación constante entre todos los integrantes de la organización debe ser otro de los aspectos que más se debería reforzar actualmente, con el propósito de seguir fortaleciendo el sentimiento de pertenencia. En este punto, la comunicación interna juega un papel fundamental ya sea en sentido descendente (desde los directivos a los responsables y, a continuación, de éstos hacia los empleados) como ascendente (sentido inverso). Además, las herramientas de videoconferencia facilitan que aquellos empleados de la empresa que estén teletrabajando puedan mantenerse informados de cómo va el negocio, interesarse por sus tareas o cuáles son los pasos y previsiones a corto plazo.

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Redacción TICPymes

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