Sanidad y TIC, una revolución sin precedentes

El sector sanitario en España, como sucede en todos los países avanzados, se encuentra inmerso en una transformación sin precedentes impulsada por las TIC.

Publicado el 30 Abr 2009

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En los últimos años, la sanidad española ha conseguido logros notables en relación con uno de los dos grandes objetivos de cualquier sistema sanitario que se precie -la eficacia-; de hecho, estos avances le han permitido situarse entre los mejores sistemas de salud del mundo. No obstante, tal y como revela la primera edición del Informe Anual 2008 del Observatorio de la Cátedra Sanitas sobre e-Salud, el sistema sanitario español aún registra carencias respecto al segundo gran objetivo -la eficiencia-, hasta tal punto que no pocos se cuestionan la sostenibilidad de su modelo de desarrollo. En este punto, la tecnificación del proceso asistencial se perfila como una de las claves para garantizar la sostenibilidad del desarrollo de las prestaciones y su calidad.
No hablamos de nada nuevo. La aplicación de las TIC al sistema sanitario en Europa empezó a ganar importancia en la década de los 90, una época en la que la Comisión Europea (CE) financió más de 90 proyectos de I+D en el ámbito de la e-Salud para dedicar, en una segunda fase, alrededor de 340 millones de los presupuestos de I+D a financiar más de 280 proyectos en el ámbito de las redes regionales de información sanitaria, sistemas de asistencia y sistemas personales de salud.

Ya en 2001 se inició una nueva etapa en la que el ciudadano pasó a situarse en el centro poniéndose el acento en la prevención y la personalización de los servicios con la conexión de los centros sanitarios, los profesionales y los hogares con nuevas infraestructuras y servicios. Así, a partir de 2002 y dentro del VI Programa Marco de I+D la CE destinó unos 200 millones a la financiación de 45 proyectos de cooperación entre entidades de los países miembros y otros países asociados.
La política de la Unión Europea (UE) en materia de e-Salud desde principios del siglo XXI abarca la investigación en telemática sanitaria y desarrollo tecnológico con los Planes de Acción Europa 2002 y e-Europa 2005, así como con el Plan de Acción para un área europea de la e-Salud, adoptado en 2004. El futuro de la e-Salud sigue siendo una prioridad dentro de la estrategia i2010 y, en esa línea, el actual VII Programa Marco de I+D de la UE contempla una inversión en el sector sanitario de 6.000 millones entre 2007 y 2013.
En este sentido y dentro del catálogo de aplicaciones de e-Salud en el conjunto de Europa sobresalen las infraestructuras de información para soportar la actividad de los servicios de salud, incluyendo redes regionales, sistemas de identificación y tarjeta sanitaria, Historia Clínica Electrónica, Receta Electrónica, Cita del paciente y Tele-medicina; sin olvidar la construcción de nuevos hospitales digitales o la modernización de los antiguos con la incorporación de nuevas tecnologías, redes inalámbricas, PACS, digitalización y automatización de laboratorios, etc.
España no es ajena a esta revolución y así se refleja en el Plan de Calidad del Sistema Nacional de Salud (SNS), con líneas de acción como el proyecto ‘Sanidad en Línea’, enmarcado dentro del Plan Avanza. El programa, que se inició en 2006, ha movilizado ya una inversión de 252 millones aportados conjuntamente por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, el Ministerio de Sanidad y Consumo -tras la reciente remodelación Ministerio de Sanidad y Política Social- y las CCAA.

Integración, el punto flaco  
Tras finalizar en 2002 el traspaso de las competencias en materia de asistencia sanitaria de la Seguridad Social a las CCAA, se han llevado a cabo cambios importantes en los sistemas sanitarios en base a un sistema descentralizado, que implica retos añadidos. Así y mientras los Servicios de Salud de las CCAA han dado protagonismo a la adopción de las TIC fundamentalmente en cinco grandes campos -el sistema de identificación de los usuarios (tarjeta sanitaria), la informatización de los registros clínicos (Historia Clínica Digital), la modernización de la prestación farmacéutica, la telecita y la telemedicina-; los deberes de la administración se centran en la integración en tanto que responsable de las competencias sobre medicamentos, así como de la coordinación y supervisión del sistema sanitario.
Las citadas cinco líneas de actuación estratégicas se acordaron a nivel nacional, pero las distintas CCAA han priorizado unas u otras, de manera que si bien las funciones básicas están disponibles en prácticamente todas las CCAA, como es el caso de los servicios de información telefónica o en línea; en otros ámbitos, como la Historia Clínica Electrónica o la Receta Electrónica, queda mucho recorrido. Así, la compartición y acceso a estas historias clínicas por parte de los todos los centros sanitarios no será una realidad hasta 2011. “Ya estamos trabajando en un piloto con varias CCAA que entrará en su fase de despliegue en el segundo trimestre de este año y estará finalizado en dos años aproximadamente”, indicaba recientemente el director de la Agencia de Calidad del SNS, Pablo Rivero.
El nodo de intercambio del Sistema Nacional de Salud (SNS) configura una pieza nuclear en este escenario como infraestructura compuesta por un núcleo central de servicios -ubicado en el Ministerio de Sanidad- y una Intranet Sanitaria propia que posibilitan el intercambio de información para la Base de Datos de Usuarios de Tarjeta Sanitaria y Fondo de Cohesión, así como para la recepción de los datos maestros para la elaboración de estadísticas sanitarias. No hay que olvidar, que existe un proyecto de Historia Clínica Electrónica a nivel europeo, liderado por la CE y en el que participan 11 países de la UE, que se prevé estará finalizado en 2011. Esta iniciativa, en conjunción con el proyecto de tarjeta sanitaria europea y el resumen de historia clínica -proyecto epSOS- está llamado a facilitar y mejorar la asistencia sanitaria a los ciudadanos de la CE con independencia de dónde se encuentren.
La implantación de la Historia Electrónica del SNS y la optimización del Nodo Central del SNS se revelan, por tanto, actuaciones de carácter preferente; pero no son las únicas. “El desarrollo de servicios sanitarios en línea, completar el desarrollo de un Sistema Interoperable de Tarjeta Sanitaria, , la creación de los registros del SNS, la Receta Electrónica constituyen, junto a la seguridad y la interoperabilidad, las prioridades del sistema sanitario español”, indica la responsable de Estrategia de Sanidad en HP Española, Lola Ruiz.

</strong>En este escenario, la inversión del sector sanitario en TIC está llamada a experimentar un gran crecimiento en toda Europa en los próximos tres años. De acuerdo con el <strong>‘Análisis del mercado español de Tecnologías de la Información en el sector sanitario”, de la consultora IDC, esta inversión pasará de los 8.000 millones</strong> de euros que supuso en 2005 hasta los 11.000 millones este año. En conjunto y según los datos que maneja la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España destina un 8,4 por ciento del PIB al sistema de salud, frente al 8,9 por ciento de la media de la OCDE, lo que llega a suponer hasta un 15 por ciento del gasto público, habiendo pasado de un coste total de 30.000 millones de euros en 1999 (13,3 por ciento) a 50.000 millones en 2005 (15,1 por ciento).
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No obstante y según el <strong>director de Soluciones para el Sector Sanitario de Oracle Ibérica, Jesús María Fernández,</strong> “aunque España ha avanzado de manera importante en su esfuerzo de inversión en estas tecnologías, todavía requerimos multiplicar por dos o por tres lo que actualmente invierten en sistemas de información las administraciones sanitarias para lograr los beneficios que son posibles”.
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El momento no parece, sin embargo, el más proclive para el incremento de las inversiones. “En esta época de crisis”, comenta el <strong>director de Desarrollo Estratégico en Sanidad de Atos Origin, Enrique Palau,</strong> “no se espera que los presupuestos públicos crezcan de forma sensible, aunque existe la sensación de que los dedicados a TI en sanidad tenderían al menos a mantenerse”. Y es que, como apostilla Palau, “el coste de mantenimiento de los proyectos ya implantados y de la operativa habitual supone gran parte de estos presupuestos en los Servicios de Salud, por lo que el abordaje de nuevos proyectos puede estar comprometido con los presupuestos ordinarios”.
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El esfuerzo inversor resulta ciertamente determinante, pero hay otros muchos factores a tener en cuenta, que pueden resumirse en dos conceptos clave: la integración y la interoperabilidad. “Para que las organizaciones sanitarias puedan beneficiarse de los avances que ofrecen las nuevas tecnologías de información”, subraya Fernández, “ha sido necesario el desarrollo de unos estándares y arquitectura que den lugar a sistemas integrados, interactivos, fiables, económicos y seguros”.
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Alcanzar el grado de integración que exige la disponibilidad de información clínica relevante accesible desde cualquier punto de la red sanitaria y que facilita la participación de todos los agentes involucrados en los procesos sanitarios potenciando la continuidad asistencial requiere contar con un <strong>mecanismo de identificación única de pacientes y la utilización de estándares de comunicación entre diferentes sistemas</strong>, como HL7 o IHE. El reto es tan claro como evidente el beneficio. Si en los últimos años las TIC han permitido aplicar los conceptos de globalidad, conectividad e interoperabilidad en las organizaciones sanitarias, se vislumbran ya nuevos escenarios en los que la integración de todo el proceso de atención sanitaria -procedimientos administrativos, diagnóstico, tratamiento, gestión de datos clínicos, formación y educación sanitarias…- sea una realidad.<br />

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