Tarjetas revolving y COVID: una burbuja a punto de estallar

El número de personas que se interesaron por las tarjetas revolving se incrementó un 42% durante el estado de alarma

Publicado el 04 Sep 2020

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La crisis económica del coronavirus no ha hecho más que empezar. Las familias que han podido mantener sus ingresos a pesar de la COVID 19 han comenzado a consumir menos, ahorrar y prepararse para lo que pueda venir. Muchas otras personas, que no han tenido la misma suerte, han visto cómo sus ingresos se resentían o los han perdido por completo.

Tan solo en el primer mes de confinamiento el 36% de los españoles tuvo que echar mano de todos sus ahorros, según un macroestudio realizado en tres países —España, Italia y Reino Unido— por Open Evidence.

A estas alturas las familias llevan meses financiándose para hacer frente a los gastos, como ya sucedió en las crisis de 2008 y 2012. Recesiones donde millones de personas recurrieron a las conocidas tarjetas “revolving” o créditos rápidos, lo que generó un auténtico boom en su comercialización. La situación se repite hoy. Concretamente durante el estado de alarma aumentó el número de consumidores que buscaban tarjetas revolving en un 42%.

Estas líneas de crédito se perciben como una opción flexible a corto plazo, ya que permiten realizar cualquier tipo de pago al instante aunque no se disponga de efectivo, aplazando el abono a final de mes. Sin embargo, las tarjetas revolving pueden suponer una manzana envenenada: sus elevados intereses sumergen al afectado en deudas que pueden durar décadas y, a menudo, esta situación le obliga a contratar un nuevo crédito para pagar el anterior, sumergiéndose así en un bucle infinito de deudas.

“Mucha gente ha contratado o contratará dentro de unos meses una tarjeta revolving o un micropréstamo para poder seguir haciendo frente a sus pagos mensuales en una situación tan complicada como la actual, marcada por el desempleo y la incertidumbre económica. Sin embargo, las deudas derivadas de los intereses de estas líneas de crédito agravarán a largo plazo el problema, alerta Javier Moyano, CEO del despacho de abogados Reclama Por Mí.

“Tras los primeros meses utilizando la tarjeta revolving o micropréstamo, quienes las contratan no tardan en darse cuenta de que están pagando demasiado por el dinero que solicitaron en un primer momento. El alivio inicial de hacer frente a los gastos pronto se convierte en una espiral de deudas de la que es complicado salir incluso aunque se recupere la estabilidad financiera familiar. Y si la familia no puede hacer frente a los pagos, la situación empeora aún más” añade Moyano.

Pero hay esperanza: puedes conseguir que el crédito sea declarado nulo y te devuelvan los intereses que has pagado de más. La solución: reclamar por tu tarjeta revolving o microcrédito”, informan desde www.reclamapormi.com . Desde la plataforma llevan años defendiendo a miles de afectados por estas líneas de crédito y suman ya cientos de sentencias favorables en las Audiencias Provinciales y Juzgados de Primera Instancia de Madrid, Barcelona, Bizkaia u Oviedo, entre otros.

En la mayoría de los casos, entidades como WiZink, Vivus, Santander, BBVA, Bankinter, Cofidis, Cashper o MoneyMan no informan debidamente de las características de estas tarjetas ni de de los elevados intereses o consecuencias de contratarlas. “La desesperación hace que miles de familias contraten este producto financiero, ya que en momentos críticos como este necesitan ayuda para llegar a fin de mes. Aunque la información no llegue a tiempo para impedir que firmen contratos que les atan de pies y manos, las reclamaciones no prescriben y pueden ahorrarles años de penurias económicas”, analiza Moyano.

La burbuja de las tarjetas revolving, explicada:

Cuando los ingresos familiares se resienten o directamente se pierden, quien dispone de ahorros los utiliza para hacer frente a los gastos. En caso de no tener ahorros, las familias requieren más financiación. Por los canales tradicionales, como pueden ser los bancos, se ofrecen préstamos al consumo con intereses que rondan de media el 5-10%. Sin embargo, estos créditos no son concedidos a todas las personas si no cumplen unos requisitos económicos determinados, y quien los contrata pronto ve cómo se consumen rápidamente si la situación persiste.

Llegados a este punto, y cuando los canales tradicionales deniegan el préstamo al no haber sido devuelto el anterior crédito, las personas recurren a canales alternativos. Así fue como se creó en las crisis de 2008 y 2012 un auténtico boom en el mercado de financiación a través de créditos revolving o microcréditos.

Estos créditos, que a corto plazo pueden parecer una solución, a la larga se convierten en una deuda casi perpetua por los elevados intereses y el pago aplazado. En general conllevan intereses en torno al 25% TAE y altas comisiones.

Esta es la situación que se está generando hoy. Las personas ya han acudido a esta financiación, como se demuestra en el incremento de las tasas de morosidad. Pronto, ni siquiera por estas vías podrán hacer frente a los gastos, y las deudas contraídas con este tipo de tarjetas lastrarán cualquier intento de salir de la situación aunque se torne favorable. No solo deben devolver la deuda, sino unos intereses altísimos.

Por esta razón el Tribunal Supremo condenó a Wizink por una tarjeta al 27% TAE en marzo, fallo que sentó jurisprudencia. Desde entonces, la mayoría de los magistrados han considerado los créditos de tarjetas revolving usurarios y declarado nulos los contratos. Cuando esto ocurre, el afectado solo debe devolver el dinero prestado sin intereses, y, en la mayoría de los casos, recibe su dinero de vuelta.

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Redacción TICPymes

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