Las TIC como herramientas de medición del impacto en igualdad

Artículo de opinión de Raquel Frutos, Consultora de Relaciones Públicas y Comunicación Corporativa

Publicado el 28 Abr 2023

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El propósito de las empresas va más allá de generar únicamente negocio. Las compañías que tienen un firme compromiso con el entorno en el que operan son agentes de cambio y tienen en sus manos el poder modificar las directrices de los movimientos y pensamientos sociales que imperan en la sociedad.

En lo relativo a la defensa de la igualdad no basta, por ejemplo, con contratar a un número determinado de mujeres o implementar planes por el mero hecho de que así lo establece la legislación española. De poco sirven estas acciones si la empresa no tiene una firme convicción y compromiso real con la igualdad e inclusión más allá de medidas estéticas u obligadas; si no posee un deseo imperante de integrar a las mujeres como pilares clave en su engranaje y elementos valiosos para su desempeño y crecimiento. De hecho, el aparentar un compromiso e implicación que no es real con una causa determinada realizando acciones puntuales en su defensa se conoce como “Purple Washing”, una práctica que lamentablemente se ha convertido en recurrente en el entramado empresarial y que conviene erradicar.

Así, siendo evidente esta asincronía muchas veces existente entre la imagen que proyectan las compañías y lo que de verdad son y demuestran ser con su comportamiento, se pone de relieve la necesidad de mejorar la implementación de la medición e impacto de iniciativas como los planes de igualdad. En esta misión clave juega un papel fundamental la tecnología.

Las TIC son indispensables como herramienta de medición de impacto en materia de igualdad y, en consecuencia, para lograr que las empresas sean agentes de cambio. Aplicaciones como el big data o la inteligencia artificial posibilitan a las empresas realizar un análisis diagnóstico para detectar y monitorear en tiempo real tendencias sociales surgidas en el entorno en el que operan y conocer las comunidades que se movilizan en torno a las mismas, así como sus patrones de comportamiento y flujos de pensamiento que se articulan en plataformas como las redes sociales. Esto permite afinar en términos de diversidad cultural, sexual, etc. permitiendo que el mensaje transmitido llegue a los receptores con el efecto deseado, mejorando con ello su impacto y evitando crisis de reputación.

Además, a través de aplicaciones concretas de las tecnologías anteriores, como el data mining o el machine learning, ambas dedicadas al análisis de grandes volúmenes de datos, se permite la medición de variables de género tales como los objetivos de la empresa en igualdad, su cultura organizacional y gestión para detectar oportunidades de mejora y brindar recomendaciones para obtener un modelo realmente inclusivo. Más allá de estas posibilidades, el mayor de los beneficios es que con ello se logra que la marca resulte fortalecida y se introduzca en nuevos mercados de una manera más consciente y respetuosa con la igualdad.

En resumen, no se puede lograr un crecimiento económico sostenido si la mitad de la población aún se enfrenta a múltiples desigualdades. La comunidad empresarial juega un papel prioritario en este sentido y con la ayuda de la tecnología pueden convertirse en compañías responsables e inclusivas, con un conocimiento exhaustivo del entorno y de sus públicos para alinear sus objetivos con sus acciones y lograr el impacto real que necesita la sociedad.

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Redacción TICPymes

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