El virus covid-19 está afectando gravemente a la economía a nivel global pero, en el entorno empresarial, las pymes están sufriendo este parón con mayor gravedad. Debido a esta reducción de actividad, además de la incertidumbre de no saber cuánto tiempo se va a extender este problema, las empresas se enfrentan a un grave problema de liquidez.
Incluso con los 14.400 millones de euros en medidas económicas para pymes y autónomos que ha aprobado el Consejo de Ministros para intentar detener el impacto del coronavirus, el problema que está acarreando esta falta de liquidez no puede estirarse mucho más en el tiempo. El aplazamiento y fraccionamiento del pago de impuestos por seis meses para las pymes y autónomos, previa solicitud, puede dar un respiro a algunas empresas, pero sigue siendo imposible recuperar las pérdidas. Por ello, está volviendo a aflorar entre las empresas más pequeñas el concepto de bartering, el cual por definición hace referencia a una operación de carácter comercial entre dos empresas o freelances, que sustituye de forma parcial el pago en metálico por un intercambio de bienes o servicios, de manera justamente equitativa. Es decir, realizar un trueque empresarial en el que ambas partes puedan conseguir un beneficio mutuo.
El bartering no es ninguna novedad en España o Europa, pero menos en EEUU, Australia o Reino Unido donde más de 60.000 empresas realizan transacciones de este tipo a través de distintas redes como Bartercard. El trueque ha encontrado en internet y la digitalización de la economía un lugar muy útil en el que desarrollarse ofreciendo una accesibilidad mucho mayor y un potencial de crecimiento y ahorro a las empresas con menos recursos. De este modo, es posible encontrar en internet diferentes marketplacesque permiten llevar a cabo el bartering, donde cualquier empresa pueda ofrecer sus servicios o productos a cambio de unas prestaciones específicas. Estos lugares son perfectos para las pymes siempre pero, en estos momentos de las crisis sanitaria donde la mayoría de empresas cuentan con un excedente de stock y una falta de carga de trabajo, pueden ser el lugar necesario para realizar “trueques digitales” que permitan ayudar a resolver estos problemas de liquidez con los que nos estamos encontrando.
Este nuevo concepto de bartering, o trueque digital, ofrece un amplio abanico de beneficios al gran entorno empresarial de las pymes ya que permite mejorar la conexión de la comunidad empresarial de usuarios B2B de ámbito nacional, fomentando el networking, lo cual también permite ayudar e impulsar a emprendedores y startups. Este trueque digital es realizado mediante marketplaces especializadas que sirven como canal de venta, ayudando a dar visibilidad a todas las empresas, incluso a aquellas que cuentan con menos recursos para poder dar a conocer su trabajo. Además, es un gran medio para resolver los problemas de liquidez de las empresas y, de este modo, ayudar a afrontar necesidades específicas que puedan surgir sin realizar grandes inversiones.
Como explica Mariano Fernández, CEO de trueKeling, “el trueque digital entre empresas posibilita que todo se reactive con mayor agilidad para las pymes, ya que les permite participar en una comunidad en las que todos generan sinergias para afrontar esta situación mediante el intercambio, y esto genera fuertes vínculos comerciales y engagement. Digitalizar el trueque en tiempos de teletrabajo es un mecanismo de valor altísimo que permite fómulas nuevas de pago y captar nuevos clientes.”
trueKeling es una compañía española innovadora que ha desarrollado un sistema de financiación que permite realizar transacciones a través de su servicio de marketplace. Busca a través de una plataforma B2B generar sinergias entre startups, empresas y freelances a través del trueque de productos y servicios. Para ello, se encarga de realizar análisis para valorar cada servicio o producto ofertado y entrega un saldo interno como medio de pago que permite comprar o vender dentro de la plataforma. Se trata de un trueque digital flexible que permite efectuar un porcentaje del pago en euros y otro con el saldo interno correspondiente a los servicios realizados, basándose en los servicios del bartering pero aprovechando los recursos de la digitalización.
