Tras los datos de paro y afiliación de agosto, Afi-Asempleo asegura que ha sido el más favorable desde principios de la década de los 2000, aunque advierte de que «el comportamiento del paro puede responder también a un desgaste del colectivo y a la salida de efectivos desanimados de la población activa».
A su parecer, la estabilización de la contratación por segundo mes consecutivo sugiere que las pérdidas adicionales de empleo deberían ser contenidas, «a no ser que se produzca una recaída intensa de la demanda por un endurecimiento de las condiciones de financiación, un ajuste fiscal mayor de lo esperado o una desaceleración acusada del comercio mundial».
En materia de afiliación, cree que en septiembre se mantendrá la evolución del indicador en tasas similares a las observadas recientemente, aunque la estacionalidad desfavorable propia del período otoñal se traducirá en pérdidas adicionales de empleo que se producirán a un ritmo progresivamente menor, aproximando su caída anual a tasas del 2,5% entre septiembre y noviembre, con un total de ocupados de 16,6 millones de en los tres próximos meses.
En cuanto a la evolución del gasto en prestaciones por desempleo, cayó en agosto por quinto mes consecutivo por la reducción del número de beneficiarios y por la menor cuantía media de las prestaciones. A pesar de los descensos, Afi-Asempleo cree que el gasto final del año superará los 30.000 millones, por encima de lo presupuestado (28.000 millones). «El margen del que dispone el Estado en su previsión de intereses por la bajada de la prima de riesgo permitiría compensar el mayor gasto en prestaciones y la probable desviación en recaudación, aunque también considera necesario asistir contener más otras partidas de gasto durante el segundo semestre para cumplir con el déficit».
egún el indicador sobre el mercado laboral de Afi-Asempleo, en los últimos trimestres se ha observado un fuerte y nunca visto descenso del número de familias. En concreto, entre el cuarto trimestre de 2012 (-65.757) y el primer trimestre de 2013 (-14.471), se redujo en más de 80.200 hogares, una tendencia que podría continuar si se confirma la ralentización económica prevista para la segunda mitad de 2013.
El perfil de los hogares destruidos refleja fielmente el deterioro del mercado laboral y las dificultades que presentan determinados colectivos de desempleados en la búsqueda de trabajo. Así, son los hogares jóvenes, con bajo nivel de cualificación y extranjeros los que se reducen con mayor intensidad desde el inicio de la crisis.
«El hecho de que la mayor parte de esta reducción se concentre en los cabezas de familia que trabajaron en el sector de la construcción y los servicios inmobiliarios pone de manifiesto la realidad económica que atraviesa el país y las modestas probabilidades de encontrar un puesto de trabajo en estas actividades».