Todo empezó en 2012, cuando una pequeña empresa de Navarra establecía una relación comercial con la gigante tabacalera British American Tobacco (BAT) con el objeto de que ésta adquiriera en exclusiva sus productos para realzar la visibilidad de las cajetillas de tabaco de Lucky Strike. La empresa española Olloki Muxunav ya había registrado estos paneles lumínicos que visibilizan más las cajetillas de tabaco frente a su competencia.
Ahora, la pyme, que fabrica e importa material electrónico, ha presentado una querella criminal contra la considerada la 2ª mayor tabacalera del mundo y propietaria de las marcas de cigarrillos Lucky Strike y Pall Mall, y tres altos cargos de dicha multinacional (Javier Álvarez Ballespín, Edward Mirana y Rodrigo Campo). A éstos les que acusa de la comisión de un delito contra la propiedad industrial (castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años) por haber copiado los dispositivos electrolumínicos que Muxunav estuvo vendiendo a BAT.
“BAT ha tenido acceso a la idea, desarrollos y prototipos de Muxunav y con la misma finalidad” que tienen los paneles que la pyme navarra vendía a BAT. Es más, antes de que BAT comercializara las etiquetas lumínicas copiadas a Muxunav, la empresa navarra, conocedora de las maniobras torticeras que estaba usando la multinacional -que había contactado en China con suministradores en común-, le advirtió del ilícito que podía cometer si trataba de hacer un modelo igual”, reza la querella.
Se firmaron sendos contratos y la multinacional pasó a implementar en el mercado los dispositivos de manera exclusiva. Pero, a mediados de 2013, la relación comercial culminó con la rúbrica de un contrato de seis meses de compraventa de bienes para entrar en una fase más centrada en el suministro del producto. Supuso el suministro por Muxunav de 8.000 etiquetas para usar en 2.000 máquinas. Los resultados eran tan halagüeños que los representantes de BAT anunciaron un nuevo pedido a Muxunav de 41.000 etiquetas y 8.300 kits para otras 6.000 máquinas.
Finalizado ese contrato de suministro, el empresario navarro y alma máter de la empresa, Antonio Torres volvió a sentarse en una reunión con BAT para renovar la relación y presentar un nuevo desarrollo que causó furor. Pero no tanto su precio: 10 millones de euros. Dos altos ejecutivos de BAT rechazaron la oferta, esperando una rebaja. Torres no negoció y cesó la relación comercial. A partir de entonces el empresario navarro empezó a sospechar. Por lo visto, TAB se había puesto en contacto con fabricantes chinos para que desarrollaran el mismo producto. En la querella se llega a asegurar que Muxunav “tiene la constancia de que la querellada había dado la instrucción de examinar los prototipos de la empresa navarra y copiarlos”.
Por todo ello, Muxunav denuncia que el modelo que ha sacado al mercado la tabacalera British American Tobacco para hacer más visible sus cajetillas en máquina es idéntico al que la empresa navarra desarrolló para ellos. Dicha actuación, afirma Muxunav, se produce sin su consentimiento como titular del modelo de utilidad ya patentado por Antonio Torres y, “lo que es peor, lo hacen tras valerse del conocimiento e información que han ido adquiriendo de Muxunav durante su relación comercial.