Las exportaciones de bienes en España superaron en 2015 primera vez los 250.000 millones de euros. El reparto del repunte de esas exportaciones, que han encadenado seis años consecutivos de crecimiento, no ha sido homogéneo y se ha concentrado en las grandes empresas, que son las grandes beneficiadas del auge exportador iniciado en 2010.
Según datos del Ministerio de Economía, existen profundos desequilibrios en la composición del tejido exportador en España. A finales del año pasado, había 147.378 empresas que vendían bienes a otros países, de las que casi un 70% exportaban menos de 50.000 euros al año. El resto, sólo 107 empresas (un 0,1% del total) factura más de 250 millones de euros al año. O lo que es lo mismo, las 100 compañías que más venden al exterior concentran el 40% de las ventas, mientras que 147.278 se reparten el resto.
Las razones que explican esta descompensación se encuentran en el reducido tamaño de las empresas españolas (el 90% son pymes), lo que dificulta en gran medida el salto al exterior y que en muchos casos imposibilita tener el músculo económico necesario para competir en otros países ante las dificultades para acceder al crédito, innovar y contratar personal.
Según la Secretaría de Estado de Comercio, dos de cada tres empresas que venden bienes (aquellas que facturan más de 50.000 euros en el exterior) solo lo hacen a dos países. A medida que el volumen exportador aumenta, el número de países en los que se vende bienes también crece hasta llegar al nivel máximo en aquellas firmas que vende más de 250 millones de euros al año, cuyas ventas se reparten entre 42 países.