Hay tecnología, pero falta cultura empresarial para sacarle partido

Analizamos por qué las pymes españolas tienen dificultades para abordar la necesaria transformación digital que imponen los mercados globales.

Publicado el 13 Nov 2017

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A nadie se le escapa que España es un país de pymes, pero además hay que añadir que se trata de una país de pymes muy pequeñas. De los 3,3 millones de compañías que registra el DIRCE, el Directorio Central de Empresas dependiente del INE, 2,7 millones, casi un 83% del total, no tienen empleados o como mucho llegan al par de trabajadores. Las que tienen más de 20 asalariados no llegan a 70.000 en todo el territorio nacional. Y las que se pueden considerar grandes empresas (por encima de las 250 nóminas) suponen solo el 0,12% del total. Unas 4.000: un número ínfimo.

Casi el 83% del DIRCE tiene solo un par de empleados o ninguno

Las pymes aportan el 65% del PIB del país y emplean a tres de cada cuatro trabajadores. Esto supone que las empresas españolas, al contrario que las estadounidenses y las alemanas, que exhiben mayor tamaño, tienen menos músculo financiero cuando vienen mal dadas, son más propensas a desaparecer, tienen también menos capacidad para innovar e invertir en I+D y son más renuentes a salir a mercados exteriores por la falta de estructura, entre otras cosas. Además, su pequeñez, hace que vivan ajenas a los procesos de digitalización que sí están abordando sus competidoras en otros países. Roberto González, autor del libro “Pymes para dummies”, asegura que las pequeñas empresas en España sencillamente piensan que “lo digital no es para ellas”. “No sienten miedo por el tsunami digital que se les viene encima”, recalca González.

Por su parte, Diego Sánchez-Aparisi, director de Marketing de producto de Sage en España, señala que hay varios aspectos que frenan la digitalización de las pequeñas compañías. El primero es la falta de cultura digital y de formación en empleados y managers. Sánchez-Aparisi mantiene que las mismas soluciones tecnológicas están disponibles para empresas de todo el mundo, pero aquí falta “una cultura de la inversión”. Además, recuerda que la economía española depende mucho de la banca, y que fue precisamente el cierre del grifo del crédito bancario lo que llevó a la caída de muchas compañías, a pesar de que los pedidos siguieran llegando.

Y, por último, habla de que los objetivos de la digitalización no llegan nunca a estar claros para muchos pequeños gestores. “Se suele poner el foco, casi exclusivamente, en la implantación de herramientas tecnológicas, pero se olvidan aspectos importantes como la cultura de la empresa o la gestión del cambio. Esto lleva a situaciones en que la implantación es exitosa a nivel técnico, pero el impacto en el negocio no es el esperado, llevando a una frustración y una desconfianza hacia la denominada transformación digita”, razona el directivo de Sage.

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Juan Cabrera

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