Capítulo 7: Todo el mundo ama Fornite

Tengo la casa alborotada. Mi cuñado Jesús el fotógrafo celebra sus 25 años de casado y el canalla se va un mes de crucero por esos mares de dios.

Publicado el 17 Sep 2018

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Tengo la casa alborotada. Mi cuñado Jesús el fotógrafo celebra sus 25 años de casado y el canalla se va un mes de crucero por esos mares de dios. La verdad es que le envidio porque se lo monta como nadie. Y como tiene un pico de oro y una geta del quince, nos ha dejado en prenda a dos prendas, dos gemelas de 16 años que juegan al fútbol como los ángeles y que han revolucionado a sus primos Andrea y Roberto, y desquiciado a Mar la antitecnológica.

Yo aprovecho para alargar las jornadas laborales en mi despacho céntrico de Madrid, mientras que el salón de mi casa bulle de millennials, con móvil en ristre, cascos en las orejas, aullando bachatas y electrolatino. Abro la puerta con sigilo, y por el pasillo me llega el estruendo. “Si tú me llamaa, nos vamos pa tu casa, nos metemoo en la cama sin piyama, sin piyama…”, entona Carolina con su iphone pegado a la mano como si tuviera silicona. Pero además está hablando por el grupo de wasaps de sus compis, soltando su risa cantarina sin pausa. Según me aproximo al salón, voy distinguiendo la voz de Mar, tratando de poner orden entre tanto desaguisado digital. En el salón, el espectáculo es dantesco, más terrible de lo que pudiera pensar. Irene, la otra gemela, ha tomado los mandos de la PS4 para dirigir las operaciones de una chica con pinta de Lara Croft que rompe árboles como una descosida, recoge armas sin descanso y tiene que matar a un enemigo invisible, que no para de hostigarle con ráfagas de metralleta que resuenan de forma infernal. Roberto también está en el ajo, pero él encarna un soldado cachas y pelón, compinchado con la Croft, que acaban de despedazar de un tiro. Y mientras tanto, Andrea no para de jalear y dar instrucciones. Resulta que también es una experta de este juego que se llama Fornite (me acabo de enterar de su nombre) y al que por lo visto están enganchados millones de personas en todo el mundo. Mierda, adiós al telediario y a ‘Saber y ganar’. Me refugio en la cocina y como todo lo rápido que puedo.

Posdata

Es la hora de la siesta, parece que se han aplacado las cosas y reina cierta paz. Cuando despierto, escucho las carcajadas de Mar y corro intrigado al salón. No lo puedo creer… mi mujer la antitecnológica está aprendiendo a jugar al Fornite, guiada por los consejos de las gemelas. Miro al cuadro de Einstein que hay en el pasillo, y en mi estupor, siento que me guiña un ojo.

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Redacción TICPymes

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