Casi una tercera parte de las pymes reconocen haber sido objeto de vulneraciones de sus derechos de Propiedad Industrial, según un informe elaborado por EUIPO sobre Propiedad Intelectual e Industrial. La vía amistosa siempre es la primera opción para las pymes, que si no resulta, acaban optando por emprender acciones judiciales. Sin embargo, esta segunda opción conlleva un proceso largo, doloroso y en muchas ocasiones costoso, por lo que las pyme de menor tamaño acaban por no hacer nada.
El 35% de las empresas que no tienen registrados sus derechos de propiedad industrial aseguran que no ven ningún beneficio en hacerlo. Además, muchas pymes dejan de proteger sus activos por desconocimiento, complejidad en el proceso de registro y por los costes que ello supone.
Está claro que la protección de las innovaciones es positiva para el negocio y así lo creen la mayoría de las empresas, concretamente un 60%. Entre los motivos principales para hacerlo, reconocen, son evitar la copia de sus productos y servicios, asegurar jurídicamente sus innovaciones y aumentar el valor y la imagen de la empresa.
Pero, ¿cómo hacerlo? La mayoría opta por alternativas a los registros de marcas, especialmente, en lo que se refiere a los nombres de dominio o a los secretos comerciales. Para el resto de innovaciones, las fórmulas más utilizadas son las marcas nacionales, las de la Unión Europea, las patentes, los dibujos nacionales y los modelos de utilidad.
